viernes, 22 de febrero de 2008

Historia de los Juegos Olímpicos ( II )

Los Juegos Olímpicos de Atenas 1896

Por Jorge Corrales

“Proclamo la apertura de los Primeros Juegos Olímpicos Internacionales de Atenas”. Con estas solemnes palabras el rey Jorge I de Grecia daba por inaugurados, el 6 de abril de 1986 (duraron nueve días, hasta el día 15 de abril), los Primeros Juegos Olímpicos de la era moderna. Habían transcurrido 1.503 años desde que el emperador romano Teodosio I los prohibiera, y 15 años de intensos preparativos. Unos 241 atletas (según datos del Comité Olímpico Español, aunque otras fuentes elevan esta cifra hasta los 311), la mayoría griegos, representaron a 13 naciones en estos primeros Juegos. Los más de 70.000 espectadores que abarrotaban el estadio Panathinaiko, y otros 150.000 que observaban desde los montes cercanos, fueron los privilegiados testigos de la ceremonia de apertura.
Casi todos los participantes procedían de la aristocracia ya que en esta época practicar un deporte o, simplemente, desplazarse hasta Atenas, era algo al alcance casi exclusivamente de las élites económicas. Además, todos ellos eran amateurs en un tiempo en el que el deporte profesional era aún una quimera.
El programa de los primeros Juegos constaba de nueve deportes: atletismo, ciclismo, esgrima, gimnasia, halterofilia, natación, lucha, tenis y tiro. El remo también iba a formar parte de esta primera edición pero las pruebas se suspendieron debido al mal estado de la mar. Estados Unidos dominó de forma abrumadora las pruebas de atletismo, los franceses dominaron en ciclismo y esgrima y los alemanes en gimnasia, mientras que los húngaros lo hicieron en natación.
La gran mayoría de atletas, a excepción de los griegos para los que estos Juegos eran un auténtico orgullo nacional, no pertenecían a expediciones oficiales enviadas por sus países, sino que fueron los propios clubes deportivos nacionales quienes seleccionaron a sus competidor, incluso hubo atletas que se presentaron por su propia cuenta. Así, por ejemplo, Estados Unidos no hizo ningún esfuerzo por enviar representantes: fue la Asociación Atlética de Boston la que decidió que debía mandar a Atenas a sus mejores atletas para competir en los Juegos.

Muchas complicaciones

El primitivo estadio de Olimpia –situado en la mítica ciudad en la que surgieron los antiguos Juegos- ya no existía, por lo que antes de nada, Atenas debía proporcionar un escenario apropiado, incluyendo un estadio lo bastante grande como para acoger la celebración. Pero Grecia se encontraba arruinada a finales del siglo XIX, por lo que los Juegos estuvieron a punto de ser trasladados a Budapest por falta de fondos para organizarlos. Sin embargo, un hombre de negocios griego, George Averoff, aportó un millón de dracmas de la época para reconstruir el antiguo estadio de Atenas –el Panathinaiko-, construido en el año 330 a.C., y en el que se celebraban antiguamente los Panateneas, similares en importancia a los Juegos Olímpicos de la antigüedad. Gracias a este dinero, el gobierno griego logró completar el resto de las obras necesarias para la celebración de las Olimpiadas.


Barón Pierre de Coubertin (1863 - 1937)

Este noble francés fue el fundador tanto de los Juegos Olímpicos modernos, como del COI (fue su segundo presidente y quien más años ha permanecido en el caBarón de Coubertinrgo, un total de 29 entre 1896 y 1925). Su sueño era reunir a deportistas de todo el mundo en una gran competición, bajo el signo de la unión y la hermandad, y sin ánimo de lucro. Lo importante es participar era su lema.
Para lograrlo, este enamorado del deporte (fundó la primera revista sobre el tema, la ‘Revue Athletique’) recorrió el mundo tratando de convencer a gobiernos y organismos internacionales, en principio muy reacios a la idea, para recuperar los Juegos de la antigüedad. Finalmente, el 24 de junio de 1894 logró su objetivo: ese día, durante la primera sesión oficial del COI (celebrada en París) se aprobaba, por unanimidad, celebrar en Atenas la 1º edición de los Juegos modernos. Por expreso deseo de Coubertin su corazón se encuentra enterrado en el Templo de Atenea, en las ruinas de la antigua Olimpia.


Premios

Una medalla de plata, una rama de olivo y un diploma era los premios que recibían los ganadores de cada evento. Al segundo clasificado se le entregaba una medalla de cobre, una rama de laurel y un diploma. En la presea estaba grabada la cara del dios Zeus sosteniendo en su mano la Tierra sobre la que se posa la victoria con alas. En la parte inferior se lee en griego la palabra 'Olimpia'. En el reverso se muestra la Acrópolis y el texto: Juegos Olímpicos Internacionales en Atenas 1896. El tercer clasificado simplemente recibía un diploma.


Curiosidades

- El estadounidense James Conolly fue el primer campeón olímpico de la era moderna: lo consiguió tras ganar la prueba de triple salto el mismo día de la inauguración. Además, también fue segundo en salto de altura y tercero en salto de longitud. El viaje hasta Atenas lo realizó en un barco de carga y en tren.

- Spiridon Louis, un pastor griego de 25 años, se convirtió en el primer héroe de los Juegos Olímpicos al ganar la maratón –que constaba de 40 kilómetros en lugar de los 42 actuales-. Para los griegos era la competición más importante por su significado histórico (la prueba se inspiraba en la leyenda de Philippides, el cartero-corredor que llevó la noticia de la victoria de Grecia sobre los persas en la batalla de Maratón, en el año 490 a.C.; “Alegraos, vencimos”, anunció a sus compatriotas justo antes de morir de agotamiento). La maratón se disputó en la última jornada de competición, día en que los griegos no habían ganado aún ninguna prueba de atletismo, por lo que la victoria era ya una cuestión de orgullo nacional. Tras invertir 2h 58’ 50’’ en la victoria, más de 100.000 espectadores le recibieron en el estadio, dándole una ovación que duró siete minutos. Por si fuera poco, Averoff, el millonario arquitecto que había costeado la construcción del estadio, le ofreció la mano de su hija junto a un premio de un millón de dracmas. A raíz de esta proeza, el atletismo se convirtió en el deporte rey de los Juegos.

- El nadador húngaro Alfréd Hajós ganó los 100 y 1.200 metros libres. Para disputar esta última carrera, los participantes fueron transportados en barco hasta alta mar, teniendo que regresar solos hasta la orilla. Al terminar la prueba, Hajós afirmó que le impulsó más el deseo de sobrevivir que el de ganar la carrera.

- En esgrima se establecieron categorías amateur y maestros. Esta último fue el primer precedente de participación de profesionales en los Juegos Olímpicos. Durante mucho tiempo, la esgrima fue el único deporte olímpico que admitió deportistas profesionales.

- La carrera de ciclismo de fondo se disputó durante 12 horas bajo condiciones atmosféricas infernales, en medio de una terrible tempestad cayendo sobre Atenas. La victoria final fue para el austriaco Adolf Schmal quien, pese al fuerte viento y la intensísima lluvia, recorrió 314,997 kilómetros.

- En la prueba de 100 kilómetros de ciclismo en pista, diez corredores tomaron la salida, pero sólo dos lograron finalizar la prueba. Venció con absoluta superioridad el francés Flameng, que incluso se permitió el gesto de desmontar de su bicicleta mientras reparaban la rotura de la cadena de la del griego Kolletis, a quien había doblado reiteradamente en el transcurso de la prueba. Fue el primer gesto de ‘juego limpio’ durante la disputa de unas Olimpiadas.

- En la primera edición de los Juegos Olímpicos no participó ningún atleta español ni ninguna mujer –esto último por expreso deseo de Coubertin-, aunque se dice que éstas no faltaban nunca en las grandes fiestas que el barón ofrecía en su casa de Lausana –Suiza-.

- En su discurso de clausura, el rey Jorge I pidió que los Juegos Olímpicos se celebrasen a perpetuidad en Atenas y emplazó a Coubertin a que aceptara la petición... o dimitiera de su puesto como presidente del COI. Días más tarde, Coubertin escribió a Jorge I para, además de agradecerle su apoyo en la finalizada primera edición, comunicarle que el Comité Olímpico Internacional había acordado celebrar los Juegos de 1900 en París.


Países participantes

Oficialmente 13 países participaron en el evento (aunque es imposible saberlo con exactitud pues muchos deportistas se presentaron a título individual): fueron Alemania, Australia -aunque en esta época seguía perteneciendo al Reino Unido-, Austria (formaba parte del Imperio Austrohúngaro, pero los austriacos participaron de forma independiente), Dinamarca, Chile, Bulgaria, Estados Unidos, Francia, Grecia (incluyendo a Chipre y Esmirna, ciudad turca que pertenecía a los helenos), Hungría (que al igual que los austriacos participaron de forma independiente, e incluían en sus filas a los atletas procedentes de Croacia, Eslovaquia, Transilvania y Vojvodina, actual Serbia), Italia, Suecia y Suiza. Suecia, Bulgaria y Chile fueron los únicos países participantes que no lograron ninguna medalla.


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Historia de los Juegos Olímpicos ( I )

Los juegos de la antigüedad

Este reportaje sobre los Juegos de la antigüedad y los primeros modernos, los de Atenas 1896, inicia una serie que repasará los hechos más destacados de cada edición.

Por Jorge Corrales

Si bien es cierto que muchos de los datos que hoy conocemos sobre los Juegos Olímpicos de la antigüedad son una mezcla de certezas y mitos, sí que parece un hecho confirmado que los orígenes de los primeros Juegos se remontan al año 776 a.C. (de esta fecha son los primeros escritos referentes a ellos, los de Hipías de Elis) en la ciudad griega de Olimpia, lugar al que debemos el nombre de los Juegos. La leyenda asegura que fue Hércules quien los concibió para celebrar así la victoria de Zeus, su padre, sobre Chronos, en la batalla de Titanomaquia.
En aquella época, los juegos estaban rodeados de una atmósfera religiosa y cultural que tenía un gran peso en la celebración de los mismos. No debemos olvidar que se realizaban en honor a los dioses mayores y, especialmente, al padre de todos ellos, Zeus, cuya estatua presidía la ciudad de Olimpia como fiel testigo de todo lo que allí acontecía. Además, las competiciones se alternaban con sacrificios y otros ritos religiosos que otorgaban a los juegos un carácter sagrado que magnificaba aun más su celebración.
Los atletas participantes debían reunir una serie de requisitos imprescindibles: solo podían participar hombres de nacionalidad griega, que fueran ciudadanos libres (es decir, no podían competir los esclavos) y que se hubieran entrenado durante años en los gimnasios específicamente preparados para ello (el culto al cuerpo era algo muy común en la antigua civilización griega).
Un mes antes del inicio de los juegos los atletas se preparaban física, espiritual y moralmente en la ciudad de Elis, situada a 50 kilómetros de Olimpia, bajo la supervisión de los jueces.
Al igual que en la actualidad, los Juegos se celebraban cada cuatro años (y siempre entre los meses de junio y septiembre): a este periodo inter-juegos se le denominaba Olimpiadas. Al principio las competiciones atléticas consistían, básicamente, en las carreras y, por tanto, la duración de los Juegos no era superior a uno o dos días. Sin embargo, fue aumentando conforme a su relevancia, otros deportes fueron poco a poco sumándose a la competición, incluidos los torneos musicales, considerados en aquella época una prueba más de los Juegos.
La relevancia que éstos alcanzaron en la era antigua creció con rapidez y se extendió en el tiempo a lo largo de varios siglos teniendo lugar su apogeo entre el quinto y el octavo antes de Cristo. En Olimpia se llegaron a celebrar un total de 293 Juegos pero, con la conquista de Grecia por parte de los romanos en el siglo II a.C. su importancia fue decreciendo, aunque se seguían disputando. Finalmente, en el año 393, el emperador Teodosio I los abolió por considerarlos una tradición pagana. Además, y por si fuera poco, la concepción cristiana –y, por tanto, romana- de la época consideraba inmoral el culto al físico.

Como premio... la inmortalidad

El honor que suponía ser uno de los vencedores en los Juegos no es muy diferente al que podamos concederle hoy, pero si tenemos en cuenta el valor sagrado que rodeaba a los antiguos Juegos podemos imaginar que la gloria que alcanzaban era todavía mayor. El premio simbólico con el que se coronaba al ganador era una rama de olivo coJuegos olímpicoslocada en su cabeza. Ésta tenía que ser entregada y cortada por un muchacho de 12 años cuyos padres debían estar vivos.
Los vencedores de los Juegos (conocidos como Olímpionikes) se convertían en semidioses y eran adorados aun después de muertos. En su honor se erigían estatuas, sus nombres eran inscritos en el registro de campeones, poetas y oradores celebraban sus triunfos y, además, eran mantenidos económicamente de por vida (de ello se encargaba su ciudad de procedencia). Sin embargo, el premio más valioso para los atletas vencedores era la inscripción de su nombre en el estadio, pues la inmortalidad de su hazaña era el mayor honor que se le podía conceder. Gracias a ello, hemos podido saber que el primer campeón olímpico fue Corebus de Elis, vencedor en la prueba del Stadion.


La tregua olímpica

Los Juegos eran considerados sagrados por los griegos y, por tanto, este periodo de tiempo se consideraba una época de paz entre todos los pueblos helenos que no debía romperse bajo ninguna circunstancia. Esta tregua se instauraba los tres meses anteriores y posteriores a los Juegos para que los atletas tuvieran un regreso seguro a sus hogares. Como castigo a las regiones que no cumplieran con la tregua olímpica se prohibía la participación de todos sus atletas. Además, la vida pública quedaba totalmente paralizada durante la celebración de los Juegos, ya que se suspendían todas las actividades oficiales excepto aquellas que fueran de una urgencia extrema.


Las mujeres

Olimpia era una ciudad dedicada al dios Zeus y por tanto la entrada de las mujeres estaba totalmente prohibida (otro motivo que influía en esta medida era que los Juegos olímpicosatletas debían competir desnudos). La pena por desobedecer esta ley era la muerte. Sin embargo, la leyenda cuenta que hubo algunas excepciones:
como la de una madre que entró disfrazada para ver la participación de su hijo. Al ser descubierta, fue llevada ante la corte suprema, y posteriormente perdonada por ser la madre de un campeón olímpico.
Sin embargo, las mujeres sí que tenían permitido presenciar las carreras de carros que se celebraban en las afueras de la ciudad. También se crearon, específicamente para ellas, los festivales femeninos de Argosel. En este caso eran los hombres los que tenían la entrada prohibida.


Los deportes

Stadion - Prueba de velocidad en la que los atletas recorrían 192 metros, que era la longitud del estadio.

Diadulos - Comparable a los 400 metros lisos actuales: era una carrera de ida y vuelta al estadio (384 metros) que se celebró por primera vez durante la XIV Olimpiada.

Dólico - Era una carrera de resistencia que surgió en los XV Juegos. La distancia de esta prueba fue aumentando paulatinamente desde los 1.500 metros hasta los 4.500 metros.Juegos olímpicos

Jabalina - La jabalina era una lanza de pino, olivo o tejo con el extremo de hierro y una correa situada en el centro que servía para aumentar el impulso.

Disco - Tal vez la prueba que menos variaciones ha sufrido. El disco era más grueso en el centro que en los bordes: al principio era de piedra y más tarde de cobre.

Salto de longitud - Se ejecutaba con unas pesas de piedra o plomo de entre 1 y 5 kilos de peso en las manos. Sujetándolas, los atletas echaban los brazos hacia atrás para tomar impulso en el momento del salto.

Lucha libre - Bastante similar a la actual. Para vencer había que tumbar de espaldas al adversario tres veces. Se empezó a disputar en la XVIII edición.

Pugilato - Duraba hasta que uno de los dos contendientes se rendía o quedaba fuera de combate. Se peleaba con el puño desnudo, aunque más tarde se protegieron las manos con vendajes y correas.

Pentatlón - Era el deporte estrella de los Juegos. Constaba de cinco pruebas: stadion, salto de longitud, disco, jabalina y lucha libre. El ganador era considerado el atleta más completo.
Hípica - Entre las distintas pruebas hípicas, las más famosas eran las de cuádrigas, que aparecen en el año 680 a.C. Consistían en una carrera de doce vueltas al hipódromo (1.540 metros) sobre un carro de dos ruedas tirado por cuatro caballos.

Pankration - Esta lucha sólo contemplaba la prohibición de morder (se podía golpear con cualquier parte del cuerpo y se permitían las luxaciones), y sólo terminaba cuando el adversario se rendía o moría.

Hoplitódromo - Tenía lugar el último día de competición, pues se competía con armas. La prueba consistía en una carrera de 384 metros (un diadulo) en la que los atletas luchaban protegidos con un yelmo y un escudo.


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