lunes, 31 de marzo de 2008

Las mejores películas sobre deportes: 'Evasión o Victoria'

Evasión o Victoria

De qué va...

La película se sitúa en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial y poco antes del principio del fin de Hitler (tras el intento de invasión de Stalingrado). En el campo de concentración de Gensdorff un oficial alemán, el mayor Karl Von Stainer (Max Von Sydow), observa a varios prisioneros jugando al fútbol en condiciones precarias y reconoce entre todos ellos a John Colby (Michael Caine), capitán del West Ham y de la selección inglesa antes de la guerra. Stenier, fascinado por encontrar allí como prisioneros a varios de los mejores jugadores de la época, propone jugar un partido que enfrente a una selección nazi contra un equipo formado por los aliados capturados. El partido se disputará en Francia y la idea de los alemanes es que la –casi– segura victoria de su combinado sirva como golpe de efecto dentro de su aparato de propaganda. Razón por la que los aliados no aceptan jugar el encuentro… hasta que descubren que es una buena ocasión para liberar a toda la improvisada selección.

Por qué hay que verla...

Para los amantes del cine, por el simple hecho de estar dirigida por John Houston. Para los amantes del fútbol, porque reúne a muchos de los mejores jugadores de los años 70-80 en la misma película: Pelé (aunque su época de gloria ya estaba lejos), Osvaldo

Victory
Ardiles, el fenomenal medio izquierdo del Tottenham Hotspurs y de la selección argentina, el belga Paul Van Heimst (delantero de gran regate del Anderlecht, nombrado recientemente mejor jugador belga del siglo XX), Bobby Moore (uno de los mejores defensas ingleses de la historia y campeón de la Copa del Mundo con su selección en 1966), Deyna (gran jugador polaco y autor de uno de los goles más bonitos de la historia de los mundiales, el que marcó a Italia en Alemania 1974). Todo ello enmarcado dentro de una historia épica, que pretende ser un homenaje tanto al fútbol como al espíritu deportivo.


Curiosidades

La película también está basada en hechos reales (o al menos eso cuenta la leyenda). Concretamente, en la disputa de un partido entre soldados alemanes y prisioneros ucranianos que trabajaban en Kiev y formaron un equipo improvisado. El resultado fue de 5-3 a favor de los ucranianos… claro que después la mayoría de ellos fueron fusilados o asesinados por “sedeccionistas”.

• Se dice que Stallone –quien no tenía muy claro quién era Pelé y qué hacía en el rodaje– se apostó 1.000$ –unos 725 €– con el brasileño a que conseguía pararle 5 penaltis de 10 intentos…naturalmente, perdió la apuesta.

Bobby Moore, Pelé y Michael Caine establecieron un trío que se reunía por las noches para beber whisky. Los dos primeros ya eranEvasión o Victoria buenos amigos desde que Moore defendió a Pelé en el partido que les enfrentó en la Copa del Mundo de 1970, disputada en Méjico.

• La mayoría de jugadores que interpretan a la selección de la Alemania nazi eran, en realidad, parte del combinado nacional húngaro de 1980.

• Nunca fue un proyecto muy apreciado por John Houston, quien aceptó el trabajo sólo para conseguir dinero y poder rodar 'Dublineses'.


Mejores momentos

El simple hecho de ver a Michael Caine moverse por el campo con sus ‘canillas’ –se le ve dando órdenes, pero no tocando el balón– o a Silvester Stallone como portero de fútbol (pero con las maneras de un jugador de fútbol americano) ya son dos grandes imágenes, pero el partido sobre el que gira toda la película tiene muchos momentos inolvidables, como la magia de Pelé (regates, túneles, rabonas, una chilena…) o la pericia de Ardiles en una jugada por la banda. Y es que, aunque la película no respeta mucho los cánones del fútbol (en muchos momentos parece un partido de patio de colegio), sí que mantiene la tensión típica de un encuentro en la cumbre. Sin embargo, uno de los mejores fragmentos de la película es en el que Pelé destruye con una tiza toda la táctica y los sistemas de los entrenadores más sesudos, mediante la aplicación gráfica de la habilidad de un genio del fútbol y cuyo vídeo puedes ver aquí:





Ficha técnica

Director: John Houston
Año: 1981
Intérpretes: Michael Caine, Sylvester Stallone, Bobby Moore, Pelé, Max Von Sydow, Osvaldo Ardiles, Paul Van Heimst.



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jueves, 27 de marzo de 2008

La promesa: Javi Villa

Javi Villa
¿El sucesor de Fernando Alonso?

Tras ganar esta temporada tres pruebas de la GP2, todas las miradas se han posado sobre este asturiano: él es el más firme candidato para suceder a Fernando Alonso en lo más alto del automovilismo español… y, tal vez, mundial.

Por Raúl del Campo


Aunque no le gustan las comparaciones entre dos pilotos, Javier Villa -al igual que Fernando Alonso- es asturiano, se curtió como conductor en pistas de karts (empezó a correr a los 7 años, aunque como Alonso, su primer ‘coche de carreras’ fue uno casero que le fabricó su padre, mecánico de profesión, a los 3 añitos), comparte preparador físico con el bicampeón mundial, gustos musicales (el grupo favorito de Villa es ‘El sueño de Morfeo’, cuya vocalista, Raquel del Rosario es la actual compañera sentimental de Alonso), récords de precocidad (Villa es el piloto más joven en liderar una carrera, en subir al podio y en ganar una prueba de GP2) y, sobre todo, ambición. ¿Un ejemplo? Ahí van dos perlas: “La presión que pueda recaer sobre mí si todo va bien, sigo ganando, y la prensa y la afición me empiezan a exigir más victorias no me asusta, al contrario, me motiva mucho” o, “si me dieran un McLaren yo podría estar ahí, entre los primeros”. Eso sí, pese a las coincidencias, afirma que su piloto preferido es el alemán Michael Schumacher.
Como casi todos los niños prodigio, su éxito deportivo ha influido bastante en su adolescencia: “A partir de los 14 años he tenido una vida muy diferente a la del resto de niños, pero no me arrepiento, estaba haciendo algo que realmente me gustaba” y en sus estudios “sobre todo, me costó mucho sacarme 2º de Bachillerato. No pude asistir ni a un 25% de las clases, los compañeros me pasaban los apuntes, me tuvieron que cambiar las fechas de los exámenes… tardé dos años en aprobarlo”. Aunque esta situación no parece haberle afectado en exceso. ¿Hechas de menos alguna etapa de tu vida para haberte formado mejor tanto como piloto como a nivel personal? “No, ¿por qué?”, contesta con seguridad.Javi Villa “Aunque toda ha ido muy rápido, en lo profesional he tenido un excelente aprendizaje en un gran equipo, el Repsol Racing for Spain; y en lo personal, todo esto te ayuda a formarte como persona: maduras mucho”.
Este autodidacta (aprendió a pilotar y perfeccionó su conducción por su propia cuenta en la pista de karts que su padre posee) se define como una persona “tranquila. Tengo las cosas muy claras e intento ser siempre bastante racional”. “Es abierto, simpático, inquieto, desborda vitalidad y no hay quien le borre la sonrisa de la cara”, explica Miguel Tineo, jefe de pruebas de Autofácil, la revista especializada en motor más vendida de España. En cuanto a su futuro profesional, muy mal se tienen que dar las cosas para que no esté muy pronto en la máxima categoría del automovilismo. “Por pilotaje, yo al menos no tengo ninguna duda de que ya es un crack”, afirma Tineo. Y Villa no se achanta ante el envite: “no me pongo metas en la Fórmula 1”.

Sus inicios

Con tan sólo ocho años comenzó a correr en karting en el campeonato de Asturias cadete –en el que competía contra niños de ¡11 años!- de la especialidad. Con quince vio un anuncio en el que se informaba de la realización de las pruebas para el programa Racing for Spain, una selección de talentos organizada por la Federación Española. Tras pasar una primera criba en El Ferrol, se trasladó a Madrid para competir con otros 35 jóvenes procedentes de toda España: fue uno de los dos ganadores y, gracias al apoyo de Repsol, dio el salto a los monoplazas de la Fórmula Junior 1.600. De ahí pasó a la Fórmula 3 en la que ganó dos carreras, sumó seis podios y logró el tercer puesto en la general. Con 18 años debutó en la GP2: fue el más joven en hacerlo en esta categoría.
La experiencia acumulada le permite ya, incluso dar consejos a las jóvenes promesa del automovilismo: “Hay que tomarse las cosas con mucha calma, ser consciente de que es muy duro y que no siempre se llega a triunfar, hay que ir paso a paso”. Lo dice un futuro campeón del mundo.


¿Por qué hay que seguirlo?

Porque, siendo el piloto más joven de la parrilla de GP2, ya ha logrado dos victorias en la segunda división de la F1. Además, su trayectoria recuerda mucho a la de otro asturiano que también empezó a despuntar desde muy joven. Este es su palmarés:

2007: Tres victorias en las GP2 Series.
2006: Debuta en las GP2 Series.
2005: 3º posición Campeonato de España de F3.
2004: Campeón Copa de España Junior de F3.Javi Villa


Cuestionario

•Nombre: Javier Villa García
•Piloto oficial del equipo español Racing Engineering
•Victorias: 3
•Fecha de nacimiento: 05/10/1987
•Lugar: Colunga, Asturias (España)
•Altura: 150 cm Peso: 42 kg
•Estudios: Bachillerato
•Hobbies: esquiar, montar en bici



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martes, 25 de marzo de 2008

La Leyenda: Jack Nicklaus

Jack Nicklaus

El 'oso dorado' que persigue Tiger

Por Tomás Verleín

18 torneos del ‘grand slam’, ese el reto que espera a cualquier jugador de golf que quiera ser el mejor de la historia –Tiger Woods lleva 13– o, lo que es lo mismo, superar a Jack Nicklaus; que, con 67 años, es la más grande leyenda viva de un deporte que no está precisamente exento de ellas.

Jack William Nicklaus (nacido el 21 de enero de 1940 en Columbus, Ohio) empezó a jugar al golf con tan sólo diez años, como una forma de superar la enfermedad de la polio que sufría. Tres años después ya había ganado su primer torneo junior -el de Ohio-. Las dudas sobre su potencial quedaron totalmente disipadas cuando revalidó ese mismo título a los 16 años recién cumplidos, jugando ante adultos y enfrentándose a profesionales. En 1962 se hizo profesional, pero antes ganó el torneo de EE. UU. amateur en dos ocasiones –1959 y 1961–, donde forjó una rivalidad duradera con Arnold Palmer y se ganó su sobrenombre: ‘El Oso Dorado’, debido a sus anchas espaldas y su sempiterno pelo rubio.

Su primer año en el circuito de la PGA fue sobrecogedor: ganó tres torneos y dejó a sus rivales temblando ante lo que se les venía encima. No era un temor infundado, poco después ganó su primer ‘major’, el Open de EE. UU. y, al año siguiente, el Master de Augusta y el Campeonato de la PGA. En 1966, con 26 años, completó el Grand Slam (ganar los cuatro torneos ‘grandes’ del circuito) tras adjudicarse el Open Británico, el último grande que le quedaba. Diez años después había conseguido ocho ‘grandes’ más y su regularidad le permitió permanecer entre los diez mejores del ranking mundial de la PGA hasta 1980. Desde entonces su estrella decayó, pero tuvo un último canto del cisne en 1986 al lograr el Master con 46 años -todavía hoy es el ganador más viejo en Augusta-. Jack hizo un campeonato brillante y consiguió embocar su último golpe con un ‘putter’ hecho especialmente para él y, de paso, hacer rico al fabricante de dicho palo, que había planeado producir unos 6.000 en todo un año; tras la victoria del oso dorado recibieron más de 5.000 pedidos en un sólo día.

En 2005 se retiró de circuito de la PGA (aunque sigue dando guerra en los campeonatos ‘seniors’) en una emotiva jornada de un Open Británico que ganó Tiger Woods. La vida del gran campeón ha seguido girando alrededor de golf, Jack se ha convertido en diseñador de campos (aproximadamente hay 250 que llevan su firma en 29 países distintos) y en un empresario de éxito.
Incluso, si citáramos todos los premios que ha recibido Jack Nicklaus, incluida la Medalla Presidencial de la Libertad -máximo honor que puede obtener un civil en EE. UU.- no se le haría justicia. Ha dedicado su vida al golf, ha ayudado a hacer más conocido el deporte y, al mismo tiempo, ha brindado a los aficionados alguno de los mejores momentos sobre un campo.


El Zarpazo del Oso

Jack Nickalus combinaba un dominio apabullante en el green (sus ‘putts’ imposibles son marca de la casa) con el golpe más potente desde el ‘tee’ de su generación. Su control de juego sólo es comparable con el de Tiger: el oso era capaz de mantenerse conservador y conseguir los birdies sólo cuando los necesitaba, momento en los que levantaba su palo en señal de victoria… Parece fácil, pero no lo es.

Su mejor momentoJack Nicklaus

1986, Jack Nickalus participa en el Masters de Augusta, ya no es tan competitivo como antes y su presencia es casi testimonial. No tendría el físico de sus mejores torneos, pero si un temple de cirujano. Sus rivales eran más jóvenes y estaban más en forma: Greg Norman, Severiano Ballesteros, Jim Price … Jack se mantuvo vivo entre los cuatro primeros hasta que en la última jornada un‘eagle’ y dos ‘birdies’ en los hoyos 15, 16 y 17. El hoyo 18 lo solventó sin problemas y se proclamó nuevo campeón. Lo que era sólo un rumor se tornaba realidad: ‘Jack is back’ (‘Jack ha vuelto’).


Jack S. A.

Pese a ser el golfista más importante de la historia, Jack no ganó tanto dinero como los golfistas actuales -Tiger es el deportista mejor pagado con 75 millones de euros-, pero se ha cubierto bien las espaldas: su compañía ingresa más de 20 millones de euros al año gracias a su trabajo de diseñador de campos, sus tres líneas de ropa (una de ellas bautizada ‘oso dorado’), su marca de palos de golf, sus vídeos -ahora DVD’s- explicando cómo mejorar tu juego, su academias de Golf en Tejas e Idaho, su museo en Columbus, la ciudad que le vio nacer o las licencias para hacer videojuegos con su nombre; ¡llevamos jugando al ‘Jack Nicklaus Golf’ desde hace más de 15 años!


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domingo, 23 de marzo de 2008

Grandes deportistas que fracasaron en los juegos

Desgraciadamente la combinación entre preparación y talento no siempre aseguran la victoria… las lesiones, un mal día, un boicot olímpico o un golpe de mala suerte puede hacer que hasta el máximo favorito acabe fracasando en la cita olímpica, como le pasó a Navratilova, Bubka, Kaminaga… ¿Conoces tú alguno?

Por Tomás Verleín


AKIO KAMINAGA

Kaminaga (22 Diciembre de 1936) representa la tragedia que, en algunas ocasiones, acompaña a los Juegos Olímpicos. En los juegos de Tokio de 1964 y tras duras deliberaciones con el COI, Japón había conseguido incluir su deporte nacional, el judo, dentro del programa olímpico. Sus deportistas partían con la ventaja de competir en la cuna del judo y con el apoyo de sus aficionados. Todos esperaban que la estrella local, Akio Kaminaga, dos veces plata en el campeonato del mundo, pudiera ganar el oro para el país nipón y ayudar a curar, de esta forma, las cicatrices de la II Guerra Mundial.

Sin embargo, y pese al optimismo reinante, Kaminaga no era el claro favorito. Las reglas de la competición dividían a los participantes según su peso, pero existía una categoría denominada ‘abierta’ en la que podían competir todos aquellos que sobrepasaran los 80 kilos. Kaminaga llegó a la final, pero también Anton Geesink, un holandés de 1,98 y 114 kilos de peso. El japonés hizo lo que pudo con sus 1,70 y 80 kilos, pero no consiguió imponer la máxima de que en el judo lo que prima es la habilidad y no el tamaño, en parte porque el propio Geesink era más hábil que Kaminaga. Pero los 15.000 espectadores que abarrotaron el estadio no lo sabían o no querían creerlo. Geesink inmovilizó a su rival cuando sólo habían transcurrido 9 minutos de combate. Era un digno campeón olímpico, pero los japoneses enmudecieron al ver a Kaminaga derrotado, y con él, a todo un país. La presión de perder la final fue demasiado fuerte para el judoka japonés, que se suicidó dos años después de los Juegos, incapaz de salir de la depresión que su ‘fracaso’ le había producido.


SERGEI BUBKA

Fue el rey de la pértiga durante más de una década, consiguiendo seis Sergei Bubkacampeonatos del mundo y uno júnior. Es el plusmarquista vigente de la especialidad (6,14 metros conseguidos en Sestriere, Italia, en 1994), batió su propia marca 35 veces, 17 al aire libre y 18 en pista cubierta, premio Príncipe de Asturias del Deporte en 1991… su currículum es tan extenso que abrumaría a cualquier atleta de primer nivel. Serguei Bubka (Voroshlilovgrad, 4/12/1963) es el mejor saltador de pértiga de la historia, es más, siendo justos, bien se podría decir que “él inventó la pértiga moderna” introduciendo nuevas técnicas de entrenamiento para fortalecer los brazos y mejorar en la carrera, o construyendo pértigas personalizadas (fabricadas en fibra de vidrio y grafito por la empresa Sky Pole, en EE.UU.) que le ayudaban a batir sus marcas. Sin embargo, y pese a todos sus logros, Bubka nunca llegó a triunfar del todo en los JJ.OO.

Actuación en los Juegos

Sergei Bubkaen los siguientes campeonatos del mundo, con oros en 1991, 1993, 1995 y 1997, pero ese brillante historial quedó manchado por su mala racha en los Juegos Olímpicos que comenzó en 1992, en Barcelona. Bubka partía como indiscutible número uno de la especialidad, pero la combinación fatal de mala suerte y presión pusieron nervioso al ruso, que hizo nulo en sus cuatro intentos. Había perdido toda posibilidad de conseguir la medalla de oro. La siguiente cita –Atlanta 1996– no fue mucho más positiva ya que unos problemas en el tendón de Aquiles le impidieron competir. Sus últimos juegos, en Sydney, fueron su despedida. El ‘Zar’ ni siquiera pasó el corte (5,60), altura que sobrepasaba con los ojos cerrados cuando tan sólo tenía 17 años.


Una máquina al servicio de la pértiga

Pese a su pobre actuación en los Juegos, Serguei Bubka es considerado unánimemente como el mejor pertiguista de la historia. Su impecable técnica, así como sus extraordinarias condiciones físicas (con 1,85 de altura y 80 kilos de peso, Bubka, corría los 100 metros lisos en 10’’46 y realizaba saltos de longitud que bordeaban los ocho metros, todo al servicio de su carrera, compuesta por 22 zancadas) fueron la clave de su dominio. Pero lo verdaderamente impresionante eran sus brazos, capaces de levantar pesas de 90 kilos a velocidades de vértigo: una potencia que le permitía doblar su pértiga (tan dura que cualquier otro saltador podría lesionarse al intentar utilizarla) como si fuera de goma –ejerciendo sobre ella una fuerza superior a los 170 kg–.


MARTINA NAVRATILOVA

Es una de las tenistas más grandes de todos los tiempos y dominadora del tenis femenino en los años 70 y 80 (junto con Chris Evert primero y Steffi Graff después). Su palmarés asusta: 18 victorias en torneos de Grand Slam femenino (tanto enMartina Navratilova individuales como en dobles), 163 torneos de la WTA, 6 torneos del Masters femenino y 5 Copas Federación (el equivalente femenino a la Copa Davis). Sin embargo, todos estos números y trofeos no hablan de la importancia que tuvo Martina Navratilova (18 de Octubre de 1956, Praga –Rep.Checa–) para el tenis. Su estilo de juego –serio, agresivo, atacando al rival con continuas subidas a la red– se apoyaba en un físico poderoso, 1,73 metros y 65 kilos de pura fibra, para dominar el ritmo del juego de cada partido con su potente revés a una mano y su volea, la mejor del circuito femenino. Y, sin embargo, Martina tampoco triunfó nunca en los JJ.OO.

La última oportunidad

Martina
nunca había podido disputar unos Juegos Olímpicos, en parte debido a que el tenis no apareció como deporte oficial hasta Seúl 88, pero también porque no quiso hacerlo. Desestimó su participación en Corea por cansancio, en Barcelona 1992 por no romper un contrato publicitario que le obligaba a vestir una determinada marca de ropa deportiva en todas las competiciones que disputaba (y que no coincidía con la firma que vestía a la delegación americana), y en Atlanta y Sydney porque ya estaba oficialmente retirada del circuito profesional desde 1994. Pero el peso y el prestigio de una medalla olímpica le impulsaron a intentar la hazaña de hacerse con un metal en dobles femeninos en Atenas 2004, con 47 años de edad. La decepción fue mayúscula. Su compañera Lisa Raymond y ella partían como las cabezas de serie número 3, pero fueron eliminadas en cuartos de final por la pareja japonesa formada por Shinobu Asagoe y Ai Sugiyama. Un duro golpe para Navratilova.

La otra cara de la moneda

Si Martina es la viva imagen de una carrera impresionante en el tenis sin premios olímpicos, Steffi Graff cumple con lo primero y añade al lote dos medallas. La alemana consiguió en 1988 completar el Golden Slam, es decir, ganar en el mismo año el Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon, el US Open y la medalla de oro olímpico. Algo que no ha obtenido nadie en la historia del tenis y que hace que Steffi pueda mirar por encima del hombro a su marido, Andre Agassi, que también tiene la medalla de oro obtenida en Atlanta 1996 y los cuatro Grand Slam, aunque no todos en el mismo año. Por cierto, Steffi también ganó la medalla de bronce en doble femeninos en Seúl y la de plata en individuales en Barcelona 92.


ZOLA BUDD Y MARY DECKER

Mary Decker

Estas dos atletas representan a la perfección como el exceso de rivalidad puede ser contraproducente. La sudafricana Budd era una promesa que se acababa de convertir en realidad: había batido el récord del mundo de 5.000 metros dejándolo en 15’01’’, pero no había sido homologado por la IAFF (Federación Internacional de Atletismo) porque Sudáfrica estaba excluida de toda competición internacional debido al Apartheid, Juegos Olímpicos incluidos. La solución vino de la mano del gobierno inglés que, aprovechando que el abuelo de Zola había nacido en Inglaterra, consiguió nacionalizarla para que pudiera participar en Los Angeles 1984; en la prueba de los 3.000 metros y corriendo descalza, como hacía siempre. Su cambio de bandera provocó polémica: muchos otros países y medios de comunicación protestaron, lo que desestabilizó a la atleta. Ya en la competición, Budd tenía como máxima rival a Mary Decker, Campeona del Mundo en 1983 y la otra gran favorita para ganar la medalla de oro. La final fue un producto de la tensión que había entre las dos: empezó lenta, pero hacia la mitad de la carrera, Zola se puso en cabeza para marcar el ritmo, Decker se colocó detrás de ella y ambas comenzaron a forcejear. En cuestión de un segundo, sus piernas tropezaron y las dos acabaron por el suelo. Decker se lesionó en la pierna y tuvo que abandonar, Zola pudo seguir a duras penas y sólo fue séptima. Poco importó quien fue la ganadora de aquella prueba (la rumana Maricica Puica), porque los países de las dos atletas llevaron el asunto al terreno político, consiguiendo que la polémica ocultara que el comportamiento antideportivo de estas dos grandes deportistas les había impedido ganar una medalla para su país.


OTROS CASOS

Aparte de los citados, también podríamos destacar otros deportistas que no tuvieron su día en los JJ.OO, como Mark Spitz, que partía como máximo favorito en México 68 y se fue de vacío (si bien sus siete medallas de oro en Múnich cuatro año después compensaron este fracaso); o como Jürgen Hinsen, quien participó en los Juegos Olímpicos de 1984 con el récord del mundo de decatlón, siendo derrotado por Daley Thomspon, su gran rival y al que nunca consiguió ganar en ninguna competición, y en Seúl 1988 –ya sin Daley en la competición– donde fue descalificado por hacer tres salidas nulas en la prueba de 100 metros lisos.


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Judo. ¿Puede una sola persona crear un deporte?

Sí. El japonés Jigoro Kano lo consiguió a finales del siglo XIX. Además, colaboró a su expansión, convirtiéndolo en uno de los deportes más populares del mundo. ¿Cómo lo hizo?

Por Mikel Iruretagoyena

Las artes marciales japonesas codificadas entre los siglos XIX y XX, entre las que se encuentra el judo, tienen como origen común el Ju Jitsu. El ideograma Ju corresponde a los conceptos de ‘adaptabilidad’ y ‘armonía’ y representa la posibilidad de adaptarse a las circunstancias sin oponer resistencia física ni espiritual, sino aprovechando para lograr ventaja la energía y la fuerza que nos viene impuesta. La imagen del bambú doblado en el suelo por la fuerza de la tempestad, pero que cuando ésta ha pasado se levanta con vigor, muestran perfectamente el concepto de Ju. Por su parte, el ideograma chino-japonés Do significa ‘camino’ o ‘método’, y se refiere al camino que se necesita recorrer para llegar al conocimiento, para vivir una existencia de hombre libre, aprovechando los aspectos positivos del siempre problemático acto de elegir.

Jigoro Kano y el nacimiento del Judo

El judo fue concebido y codificado por el profesor Jigoro Kano, quien dedicó toda su vida al desarrollo y evolución de esta disciplina en el mundo. Kano nació el 18 de octubre de 1860 en Mikage, una pequeña ciudad cercana a Kobe -Japón-. El joven Kano se mostró como un niño prodigio en los estudios pero, por su débil constitución, era incapaz de practicar los juegos entonces de moda. Eso le llevó a ser maltratado por sus compañeros más robustos. Decidió entonces desarrollar su físico mediante un programa de potenciación muscular; pero esa era una empresa complicada en el Japón de aquellos tiempos. Aún así, Kano consiguió un equipamiento de béisbol y, en 1878, fundó el primer club de béisbol de Japón, el Kasei Baseball Club. Como de esta forma tampoco logró desarrollar mucho su físico decidió pasarse al Ju Jitsu. No fue sencillo, ya que en ese momento este antiguo arte marcial había perdido todo su prestigio. El declive se había producido por la introducción de las armas de fuego, que habían cambiado completamente las técnicas de combate, eliminando casi por completo las técnicas de manos desnudas.

En 1877, Kano se matriculó en la Facultad de Letras de la Universidad de Tokio y, evitando el control paterno, pudo entrar a formar parte como alumno de Ju Jitsu de la escuela de Hachinosuke Fukuda, el primero de los tres grandes maestros que llevaron a comprender al joven Kano los secretos de las dos escuelas fundamentales. El maestro Fukuda pertenecía a la escuela de Tenshin Shinyo Ryu: estaba especializada en los Atemi JudoWaza (técnicas de percusión), los Osaekomi Waza (técnica de control e inmovilización) y los Shime Waza (técnicas de estrangulación). Fukuda mostraba a sus alumnos las técnicas y les invitaba a realizarlas una vez tras otra, dando muy pocas explicaciones teóricas. Antes de morir, impresionado por la pasión y voluntad que animaban al joven Kano, le dejó en herencia los Densho (textos secretos de la escuela). Kano encontró un nuevo maestro para continuar su trayecto por el camino del conocimiento; se trataba de Mataemon Iso, el Waka Sensei (joven maestro). Mataemon Iso estaba dotado de tal habilidad técnica que enseguida Kano lo reconoció como único. Kano perfeccionó su técnica y fue reconocido como maestro de ambos Ryu (escuelas), lo que legalmente le permitía fundar un nuevo Ryu al que llamó Kodokan (punto para el estudio del camino, del método): fue en 1882, año en el que nació el Judo.

Dando forma a un nuevo deporte

La diferencia conceptual entre las escuelas de Ju Jitsu y el nuevo judo Kodokan era que la primera se basaba en defenderse del adversario más fuerte, mientras que la segunda era un método para educar a los hombres en el respeto recíproco, con el convencimiento de proceder, a la vez, de forma inteligente. La primera sede del Kodokan, inaugurada en febrero de 1882, fue una sala del pequeño templo budista de Eisho, preparada con 12 tatamis (la colchoneta sobre la que se practica el judo). La inscripción de los alumnos en el registro fue firmada con sangre, siguiendo la tradición del Kodokan.
Kano debió también idear una vestimenta adecuada para esta práctica: optó por un kimono de algodón blanco (judogui), corto hasta las caderas, holgado, y con un cinturón de diversos colores (blanco, marrón y negro) según el grado de experiencia técnica alcanzado, con pantalones también blancos y largos casi hasta el tobillo. La expansión de la escuela fue rápida gracias a las repetidas victorias sobre todas las escuelas de Ju Jitsu que desafiaban al Kodokan. Su ampliación fue continua hasta 1958, cuando se trasladó a su actual sede, que permite la práctica de centenares de judokas gracias a sus 662 m2 de tatami, divididos en siete salas.

El primer presidente del Kodokan fue el mismo Jigoro Kano. Después, en 1894, fue fundado el consejo del Kodokan; seis años después fue instituido el Yudansha Kai (Asociación de los Dan, o grados de cinturón negro); en 1949 se fundó la federación de Judo, que absorbió a la Asociación de los Dan y estableció su sede central cerca del Kodokan.

Educador por vocación natural y por íntima convicción, creyó siempre que “nada es más importante que la educación” y llevó adelante esta idea, aunque manteniendo y cultivando la tradición de su país. Contribuyó a difundir el deporte y ocupó importantes cargos: en 1909 se convirtió en el primer miembro japonés del Comité Olímpico Internacional -COI- y, dos años más tarde, fundó la Asociación Atlética Japonesa y fue su primer presidente. Desde los Juegos Olímpicos de 1912 en Estocolmo, Kano fue el representante de Japón en todas las reuniones del COI. En 1938, en El Cairo, logró que Tokio fuera designada sede de la XII Olimpiada. Este acto fue su última labor a favor del deporte japonés: en el viaje de regreso a su país, el 5 de mayo de ese mismo año, murió en el barco Hikawa Maru debido a una pulmonía fulminante.


Así es un combate


El local que alberga un combate de judo se denomina Dojo (literalmente, lugar donde se estudia el método): en él está situado el tatami, una colchoneta de ocho metros de largo por otros ocho de ancho y unos cinco centímetros de alto que amortigua las constantes caídas.
Se considera ganador de un combate al judoka que consiga la máxima puntuación -denominada 'ippon'- durante el tiempo del combate (que, generalmente, es deJudo tres minutos). El árbitro es quién decide, a la vista de la ejecución técnica de la llave, la puntuación que ésta merece. Si se realiza de forma perfecta se le concede 'ippon' y gana el combate. De igual forma, la suma de dos wasaris equivalen a un 'ippon'. Un 'wasari' es una puntuación inferior al 'ippon', debido a que no se ha realizado la técnica de la llave de forma perfecta. Por debajo del 'ippon' y del 'wasari' encontramos el 'yuko' y el 'koka'. En ningún caso, la suma de varias de estas puntuaciones pueden sumar un 'ippon'. Transcurrido el tiempo de combate, gana el judoka que, sin haber conseguido un 'ippon', tenga mayor puntuación.
Además, ante una conducta antideportiva o una falta de combatividad se pueden recibir sanciones: 'shido' (un 'koka' para el contrincante), 'chui' (un 'yuko' para el adversario) o 'keikoku' ('wasari' para el rival). El sistema de sanción es progresivo. Es decir, un judoka que recibe una sanción y persiste en su conducta recibirá otra aún mayor. Si ha recibido un shido, la siguiente sanción será un 'chui' y la próxima un 'keikoku'… si recibe un segundo keikoku' quedará eliminado (su adversario obtiene dos 'wasari' y por tanto gana el combate por 'ippon').

El Judo como deporte

El judo aparece por primera vez en una competición deportiva internacional en París, concretamente en los campeonatos de Europa de 1951. Los primeros Mundiales se celebran en Tokio en 1965; donde en 1964 y durante los Juegos de ese año, este deporte ya se había estrenado como una de las disciplinas oficiales con novedades en las categorías a las que accedían los participantes: se organizaban por el peso: siete para las féminas: 48-52-57-63-70-78, y más de 78 kilos; y otras tantas para los hombres: 60-66-73-81-90-100, y más de 100 kilos. Este detalle altera los principios del Judo Kodokan de Jigoro Kano, pero era necesario por la objetiva superioridad física de los atletas más pesados que, a despecho de la aplicación de los principios técnicos, dominanJudo españoles sobre los más ligeros. Desde entonces, con el apoyo decidido del COI y de la Federación Internacional, organizadores de las manifestaciones deportivas, estas competiciones no se han interrumpido nunca, sino que han aumentado con el tiempo, tanto en el número de naciones participantes como en las formas de competición: campeonatos de Europa, del Mundo, categoría femenina en los Juegos Olímpicos, los Europeos por equipos, los Mundiales Militares, la Copa del Mundo por equipos, los Mundiales Universitarios y la Copa de Europa por clubes, son algunas de las más prestigiosas.
Todo ello contrasta con la herencia espiritual, ética y moral dejada por Jigoro Kano, contrario a las competiciones públicas dado que consideraba el judo como un método que debía ser aplicado a cada persona para entrenar su propio cuerpo y su propio espíritu. Aunque, por otra parte, el judo no se hubiera difundido de un modo tan relevante si no hubiese sido por la fuerza dominante de la competición.

Los mejores españoles

Tan sólo cinco españoles han obtenido medalla en judo en unos Juegos Olímpicos. Destaca por encima de todos Isabel Fernández, bronce en Atlanta 1996, oro en Sydney 2000 y, sin duda, la judoka española más laureada de la historia: también ha sido una vez campeona del mundo -1997-, y dos veces subcampeona -1999 y 2007-; en Europeos, ha ganado seis (1998,1999, 2001, 2003, 2004 y 2007) y ha conquistado otras tantas medallas (dos de plata y cuatro de bronce).

También hay que destacar a Miriam Blasco que, con su medalla de oro en Barcelona 92, se convirtió en la primera mujer española en lograr un título olímpico. En esa misma edición (la mejor para el judo español por la calidad de las medallas), también se proclamó campeona olímpica Almudena Muñoz.
Yolanda Soler Grajera, medalla de bronce en Atlanta 96 y Ernesto Pérez Lobo, el único en lograr una presea en categoría de peso pesado (más de 95 kilos), son los otros dos medallistas olímpicos españoles.


Los 16 judokas más grandes de la historia
Anton Geesink

Los Dan, que son los grados del cinturón negro, son diez en orden ascendente. A partir del 6º Dan el cinturón es de color rojo-blanco y, a partir del 9º Dan, el es rojo (grado máximo). El 10º Dan solo ha sido concedido a 16 personas en la historia: de ellos, sólo uno era europeo, el gran maestro holandés Antón Gessink. Fue el primer no japonés en ganar un campeonato del mundo.


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jueves, 13 de marzo de 2008

Deportistas con corazón ( I )

Steve Prefontaine: "It's more than a race" (Es más que una carrera)

Rendirse no es una opción. Esa era la filosofía en la vida y en el atletismo de Steve Prefontaine, cuyo legado esté representado en muchos deportistas actuales que superan sus límites y aprietan los dientes ante una situación de apuro… Su lucha contra los elementos, su forma de correr y su entusiasmo ayudaron a crear la imagen del atleta moderno

Por Borja Pérez


Steve PrefontainePara situar a ‘Pre’ (como se le llamaba coloquialmente) hay que ‘viajar’ a los años 70. En los Estados Unidos se vive una auténtica pasión por las pruebas de atletismo, cuyos participantes, en su mayoría estudiantes universitarios, competían por establecer la mejor marca. Muchas de las figuras de los EE. UU. salieron de esas pruebas: es el caso de atletas como Dick Fosbury o Bob Beamon. Pero, en el medio fondo, el rey era Steve Roland Prefontaine (25 de enero de 1951). Sus récords perduraron durante muchos años en todas las distancias que van desde los 1.500 metros hasta los 10.000. Fue portada de Sports Illustrated con 19 años y campeón nacional de 5.000 metros en 1971 y 1973 (a día de hoy, todavía mantiene la mejor marca de un norteamericano en esa distancia, con 13’21’’) y eso en tan sólo dos años. EE. UU. sentía que había encontrado agua en el desierto: la más cercana posibilidad de conseguir una medalla en unas disciplinas, 1.500, 5.000 y 10.000, en las que nunca habían cosechado ningún éxito.

La aparición de Bowerman

Era el comienzo de la época dorada de Steve: hizo popular el atletismo como un deporte vistoso y espectacular y logró, además, fama y reconocimiento (las camisetas con la leyenda ‘Go Pre’ se vendían por todo Estados Unidos). Pero, pese a todo, Pre seguía siendo el mismo que había empezado a despuntar en el Instituto Marshfield del estado de Oregón. Allí, además de estudiar, compatibilizaba tres trabajos para ahorrar algo de dinero, a lo que contribuía con su nulo gasto en transporte público: todos sus desplazamientos los hacía a la carrera (y midiendo sus tiempos), lo que le provocó algún que otro disgusto con la policía local, que no entendía que hacía un chico rubio y enclenque corriendo como loco por las calles. Era un optimista por naturaleza, un cabezota que creía en sus posibilidades; su filosofía en las carreras era bastante sencilla: “Salgo a correr, me pongo en cabeza desde la primera vuelta y gano”.

Steve PrefontaineMuchos entrenadores podían discutirle sus métodos, pero no sus resultados (llegó a acumular 11 victorias consecutivas en la milla)… de hecho sólo un preparador fue capaz de creer que podía hacer mejor a Pre, y se lo notificó por escrito en una escueta nota enviada por correo: “Si vienes a la universidad de Oregón podrás ser el mejor corredor de larga distancia del mundo”. El autor de esta inquietante oferta era Bill Bowerman, entrenador del equipo de atletismo de esa universidad, y el mayor experto en carreras de medio fondo de EE. UU. Bowerman fue el único que consiguió dominar a la bestia, aunque sólo un poco. Logró mezclar la ética de trabajo de Pre (minuciosa y perfeccionista como la del mejor relojero suizo) con ciertas mejoras en su forma de correr para que dosificara sus esfuerzos. El viejo Bill sabía que tenía un diamante en bruto, un atleta con una capacidad de sacrificio increíble (su umbral de dolor estaba muy por encima del ser humano normal, lo que le llevaba a acelerar el ritmo aun cuando su corazón estaba a punto de explotar por la fatiga) y se dedicó a cuidarlo como si fuera su propio hijo: charlaban durante horas sobre atletismo, comía y cenaba en su casa y fue el primero en probar las novedosas zapatillas de Bowerman: hechas a medida y tan ligeras que convertían a todas las demás en un par de zuecos holandeses. Pre no llegó a saberlo, pero era el primer ‘conejillo de Indias’ de la marca Nike… Bowerman y Pre, padre e hijo, tuvieron una relación de lo más fructífera: consiguieron el Campeonato Nacional Universitario durante 4 años consecutivos y lo que es más importante, la clasificación para los Juegos Olímpicos de Munich 1972. Steve correría los 5.000 con 21 años y Bill sería el entrenador del equipo olímpico de atletismo. Todo un sueño

‘Stop Pre’

Steve llegó como favorito a Múnich, donde la consigna que seguían sus rivales en Oregón (‘Stop Pre’ –parad a Pre–) había traspasado fronteras, como su fama. Steve no tuvo muchas dificultades para llegar a la final y de paso pudo valorar la valía de sus rivales. La final fue extraña, como todas las competiciones que se celebraron después del atentado de los terroristas palestinos. La tensión era más que palpable en todos, pero parecía haber agarrotado al normalmente risueño Pre. Con el pistoletazo de salida todo el mundo esperaba que Steve se pusiera a ‘tirar’ del grupo como era su costumbre, pero no pasó. Por primera vez, el atleta indomable seguía los consejos de Bowerman. No fueSteve Prefontaine una buena idea. Pre no estaba acostumbrado a vivir entre las apreturas del pelotón y tuvo que aguantar golpes, conatos de zancadilla y ver como el resto de los atletas lo encerraba en la cuerda (Línea de 5x5 cm y 400 de perímetro que delimita el interior de la pista de atletismo). Su amor propio le dio fuerzas extra para lanzar un ataque seco desde muy lejos (hizo la penúltima vuelta en 61 segundos), pero no lo suficientemente efectivo como para alejar a Lasse Viren y Mohamed Gamoudi, dos rivales con un último sprint impresionante. Consiguieron superar a Pre cuando sólo faltaban 150 metros, aunque antes de rendirse éste intentó dos últimos 'sprints': el primero fue cortado por Gamoudi, el segundo estaba impulsado por su fe, pero no refrendado por sus fuerzas, que se encontraban al límite. Consciente de su fracaso y extenuado, Pre se dejó ir, y fue también alcanzado en última instancia por Ian Stewart, el mítico corredor inglés. Steve Prefontaine había sido cuarto, había perdido su primera carrera desde hacía mucho tiempo, había fracasado en su sueño; había fracasado en los Juegos Olímpicos.

Y el cielo se despeja…

La derrota de Múnich fue un duro golpe para Pre en muchos sentidos: durante su participación en los JJ. OO. había constatado como los atletas europeos recibían dinero de sus gobiernos por su condición de deportista. Además, podían decidir donde competir y firmar contratos de publicidad para recibir más ingresos. Pre, por su parte, tenía que vivir en una caravana por la que pagaba 60$ al mes, trabajar todas las noches como camarero y competir donde le ordenaba la AAA (Asociación de Atletas Amateur), de quien se tenían fundadas sospechas de corrupción. Prefontaine lideró a la rebelión de los atletas contra su federación, con declaraciones como: “Nos exigen medallas, pero nuestro país no nos da nada a cambio”. Fueron momentos muy duros para él: la federación le retiró el status de ‘olímpico’, un golpe bajo para alguien que había rechazado 200.000$ de la época por correr en el circuito profesional de la Federación Internacional de Atletismo.
Steve consiguió recuperarse con el apoyo de Bowerman y una sola medicina: competición y más competición. La pista de Hayward Field (Eugene, Oregón) volvió a ver correr a su estrella (manteniendo viva la leyenda que aseguraba que el cielo se despejaba cuando Pre salía al tartán). Su última carrera la disputó allí el 29 de mayo de 1975: ganó los 5.000 metros con un tiempo de 13’23”, a sólo dos segundos de su record personal. De nuevo era favorito para los JJ.OO. de Montreal. Era imbatible en los EE. UU., una figura mediática… pero todo se diluyó al día siguiente. Pre moría en un accidente de coche volviendo de una fiesta y en circunstancias muy confusas: se achacó su muerte a un exceso de alcohol en sangre (pero su tasa era sólo ligeramente superior a la permitida), lo que en un país tan acostumbrado a la paranoia desató todo tipo de dudas.
La realidad es que Steve Prefontaine murió a los 24 años, cuando ya era un icono. Pero su herencia va más allá que sus récords (especialmente el de 5.000 metros), que siguen vigentes 33 años después de su muerte. En 1978, la AAA fue investigada por el Gobierno estadounidense por desfalco y, fruto de ello, se permitió a los atletas participar en los JJ. OO. como profesionales. También fue el inspirador de la forma de entender el deporte de la empresa Nike y, más importante aún, demostró que la fe en las propias posibilidades tiene tanta importancia como el talento. En sus propias palabras: “Cuando la gente me pregunta por qué corro, les respondo que muchas personas corren para ver quién es el más rápido. Yo corro para ver quién tiene más agallas”. Y eso lo decía alguien que ganó 120 de las 153 carreras que disputó. De momento su espíritu sigue vivo en la carrera anual ‘En memoria de Steve Prefontaine’, un circuito de 10 km que se disputa cada 15 de septiembre sobre su zona habitual de entrenamiento y en la que participan algunos de los mejores atletas americanos. Este año se celebra la trigésima edición y, caprichos del destino, ese día -desde hace 30 años siempre ha lucido el sol en el lluvioso Oregón.

Steve Prefontaine


Bill Bowerman, el orfebre del atletismo

“Dios determina lo rápido que eres, yo sólo puedo ayudarte con la técnica”, este era el recibimiento que daba Bill Bowerman a cada nuevo alumno que entraba en el equipo de atletismo de la universidad de Oregón. Eso, y un apretón de manos que podría romperte todas las falanges en un instante. Cuando en 1970 el novato Steve Prefontine conoció personalmente a su nuevo preparador, éste ya era una eminencia; había llegado a entrenador de la universidad en 1948, después de servir en la II Guerra Mundial en la 10º división de montaña (a quienes se les encargaban misiones realmente duras, como tomar por la fuerza bases enemigas escalando acantilados o montañas). Heredó el puesto de Bill Hayward, que –como él mismo– se hizo famoso por utilizar técnicas innovadoras en los entrenamientos. Bowerman compartía con Pre su pasión por el atletismo: a principios de los 60, en un viaje por Nueva Zelanda, Bill observó que la gente de aquel país corría sólo para mantener su forma física, por gusto. Idea que exportó a los EE. UU. y que popularizó, denominándolo ‘jogging’ o correr por el simple placer de hacerlo.

Su siguiente paso fue mejorar el calzado. La mayoría de los atletas de la época utilizaban zapatillas con suelas gruesas, que tenían dos problemas: añadían un peso extra a cada zancada del corredor -reduciendo su eficacia- y, más importante aún, al estar fabricadas de caucho con poca capacidad de absorción, toda la fuerza del impacto de la zancada contra el suelo incidía directamente sobre el pie del atleta, lo que provocaba lesiones en los tobillos y en la planta. Bowerman (quien se siempre será recordado por llevar su sombrero de ala ancha en una mano y la báscula en la otra) empezó a elaborar sus primeros prototipos de zapatillas con vistas a solucionar estas deficiencias. Para ello, comenzó a medir los pies de todos sus atletas y a coser a mano todas las piezas de cuero con el fin de que la zapatilla se ajustara perfectamente al pie de cada deportista.

El siguiente paso fue fabricar la suela definitiva. Bowerman probó diferente materiales sin dar con la solución definitiva, hasta que cierta mañana resolvió el acertijo mientras desayunaba tranquilamente unos gofres con su mujer. Nadie sabe si fue una epifanía, una idea genial o si prefería los cereales, pero Bowerman inventó otro uso para la plancha de hacer gofres de su mujer al verter caucho sobre ella. Con este heterodoxo método de fabricación consiguió una suela de material flexible, fácil de moldear, cómoda para el atleta, con capacidad de torsión, amortiguación y, lo más importante, ligera. El primer prototipo de zapatilla sólo pesaba 40 gramos y fue probada en exclusiva por Steve Prefontaine quien le dio el visto bueno tras correr con ellas una ruta de cross por los bosques de Eugene (Oregón).
Ninguno de ellos lo sospechaba, pero estaban haciendo historia: poco tiempo después Phil Knight, antiguo alumno de la universidad, contactó con su antiguo entrenador para intentar crear una nueva marca deportiva (que empezó llamándose Blue Ribbon Sport). Bowerman se convierte en diseñador de zapatillas para su antiguo alumno y, rápidamente, convinieron cambiar el nombre de Blue Ribbon por el de Nike, inspirado por la diosa griega Niké. Al principio vendieron sus primeras zapatillas directamente desde el maletero de la camioneta de Knight, pero con el apoyo mediático de Prefontaine primero, el tenista John McEnroe después y el definitivo impulso propiciado por Michael Jordan, la convirtieron en la marca de ropa deportiva más importante del mundo, con cerca de 26.700 empleados en todo el mundo y unas ventas por un valor superior a los diez mil millones de euros en el año 2006.
Bowerman además de revolucionar el mundo del deporte y la competición siguió trabajando como diseñador para Nike hasta su muerte en 1999. Durante todo ese tiempo buscó el consejo de muchos deportistas para desarrollar mejores materiales e introdujo las cámaras de aire en las zapatillas de atletismo. Todo ello movido por su obsesión: mejorar las condiciones de competición, empezando por el peso de las zapatillas. Su terquedad le llevó a desconfiar hasta de su propia marca. Una vez preguntó: “¿qué es esa pieza que está puesta en la zapatilla?” (se refería al 'swoosh', el símbolo de Nike que creó Carolyn Davidson, a la postre mujer de Knight, y por el que cobró 35 dólares), “Bill, es el swoosh, nuestro símbolo... ” “Pues quítalo, pesa demasiado”.


Bill Bowerman


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miércoles, 12 de marzo de 2008

Psicobloc: La escalada más espectacular

Miquel Riera

¿Te imaginas escalar paredes de hasta 20 metros de altura sin ninguna protección que frene la posible caída? En eso consiste el psicobloc, una espectacular modalidad de escalada que cada día cuenta con más adeptos. Su ‘inventor’, el mallorquín Miquel Riera, nos ha explicado los secretos de este deporte.

Por Rubén de las Heras


Practicando psicobloc he llegado a ver a escaladores con una dilatada experiencia casi en estado de shock del miedo que les producía enfrentarse a una vía” nos explica Miquel Riera, prácticamente el inventor de esta modalidad de escalada que es considerada una extensión del búlder –escalar bloques de roca o pequeñas paredes de dificultad extrema sin ningún tipo de sujeción y con la única protección de una colchoneta que amortigua la posible caida-... aunque mucho más arriesgado y espectacular que éste. Esencialmente, el psicobloc consiste en escalar acantilados situados justo encima del mar, sirviéndose de los salientes de las rocas para agarrarse, y con la única protección del agua salada en caso de caída.
Y es que, enfrentarse sin estar sujeto por una cuerda o arnés a paredes que, en muchas ocasiones, alcanzan los 20 metros de altura –en el bulder se quedan en 7-8 metros- , debe impresionar tanto como las espectaculares fotografías que ilustran este reportaje. Poco podía imaginar el joven Riera cuando comenzó a practicar la escalada en un grupo de verano, allá por el año 1976 cuando solo tenía 12 años (“y a escondidas porque a mis padres no les hacía mucha gracia”), que iba a acabar inventando una nueva modalidad que se iba a extender tanto, hasta el punto de llegar a ocupar las portadas de las revistas de escalada más prestigiosas del mundo. Ni que él se iba a convertir en un mito para muchos jóvenes escaladores: “Miquel es el gurú del psicobloc mundial”, afirma contundente David Rico, un joven aficionado a la escalada deportiva.
“Todo empezó por casualidad, cuando yo tenía unos 14 años: me apunté a un club de escalada –Grupo de Excursionistas de Mallorca- donde coincidimos, siendo muy jóvenes, casi unos niños, un grupo de muy buenos escaladores; era verano, hacía mucho calor y en Mallorca tenemos unos acantilados fantásticos junto al mar”, cuenta Riera. “Y, aunque lo de escalar acantilados sobre el agua se ha hecho desde siempre en muchas partes del mundo, era sólo como hobby. Hasta que nosotros comenzamos a abrir vías en Mallorca no había ninguna en el mundo catalogada con nivel de dificultad”.

Una dificultad extrema

“Para practicar psicobloc es imprescindible tener cierto nivel como escalador: haber hecho por lo menos, vías de 7a. Para iniciarse en la escalada no tiene mucho sentido, ya que no vas a ser capaz de superar los obstáculos”, afirma Riera. Pero, ¿cómo se establece la dificultad de una vía? “Pues de una forma más bien subjetiva: el primer escalador que hace una vía la pone un grado de dificultad (hay desde 6 a hasta 9+) tomando simplemente como referencia comparativa su experiencia escalando otras paredes. Cuando otros escaladores la hacen dan su opinión, y pueden confirmar el primer grado establecido o proponer otro… Al final, se acaba imponiendo el sentir mayoritario, en eso somos muy democráticos”, prosigue el mallorquín.
Este nivel de dificultad va acompañado de dos cifras: la primera indica la altura total de la pared y la segunda la altura a la que esta situado el punto más complicado de la ascensión –ambos datos influyen mucho, ya que cuanto más alta sea la pared, mucho mayor es la dificultad: así, por ejemplo, una vía 8 10/5, puede ser más sencilla de escalar que una 7a 20/15-.

¿Maña, fuerza… o cabeza?

“Para practicar psicobloc, la habilidad es, sin duda, mucho más importante que la fuerza, aunque entre los grandes escaladores, y teniendo en cuenta que a estos niveles todos cuentan ya con una musculatura considerable, la fuerza física es la que acaba marcando la diferencia… una vez que consigues controlar la adrenalina, claro”, concluye Riera.


Equipo necesario...

Más de 1.000 euros anuales en ahorro de material. Esta es una de las grandes ventajas de esta modalidad de escalada: unos ‘pies de gato’ -zapatillas de escalar- y una bolsa de magnesio –similar a las que usan los gimnastas para agarrar mejor- es todo lo que se necesita para practicar psicobloc. Las cuerdas, arneses, mosquetones y cintas, imprescindibles en las modalidades más clásicas, sobran cuando el mar amortigua cada una de las caídas de la roca. Aunque precisamente este hecho perjudicó –y mucho- a nuestro protagonista-: “Como no utilizábamos material de escalada me abandonaron los patrocinadores. Yo hasta entonces vivía profesionalmente de esto, pero ahora me he tenido que poner a trabajar en una desaladora… aunque no me importa”.


El lance

Esta es, quizás, la acción más difícil y espectacular del psicobloc: hay que recurrir a ella cuando el siguiente agarre está tan alto que, para mantenerse sujeto con seguridad con un solo brazo, no es posible llegar con el otro al siguiente agarre. Entonces sólo se puede recurrir al lance: para ello, hay que saltar hacia al objetivo impulsándose con los brazos y las piernas simultáneamente; entonces, hay un determinado momento en el que te quedas en punto muerto –justo el instante en el que, tras saltar, y justo antes de empezar a caer, el cuerpo se queda ‘flotando’ en el aire-. Ese es el momento en el que debes agarrar la roca: si lo haces un segundo antes o uno después ya es casi imposible agarrarte y la caída al agua es inevitable. Se trata de una acción tan compleja como instintiva que acaba saliendo bien después de practicarla mucho.


...Y medidas de seguridad

Sin embargo, el permitirse prescindir de sujeciones no quiere decir que el psicobloc esté exento de riesgos. “Caer desde 20 metros de altura, aunque sea sobre agua, desde luego que tiene muchos riesgos”, afirma Riera que, por ello, recomienda elegir zonas de un mínimo de 7-8 metros de profundidad, ir siempre acompañado, buscar paredes verticales o desplomadas (de más de 90º de inclinación, para que sea imposible chocar contra la propia roca al caer), no practicar si el mar no está en absoluta calma, tener preparada una salida de emergencia del agua –una pequeña escalera o una cuerda- y no colocarse nunca en posición boca abajo cuando se superan los 15 metros: “un barrigazo contra el mar a esa altura puede reventarte el bazo sin problemas”, explica.


Mallorca, la meca del Psicobloc

La isla balear es, sin duda, el lugar donde más 'psicobloquers' se dan cita en todo el mundo. Las condiciones son ideales: la buena temperatura tanto ambiental como del agua, y un gran número de vías abiertas por algunos de los mejores escaladores del mundo la convierten en el paraje más atractivo para los apasionados de este deporte. Además, practicar psicobloc sobre cualquier vía mallorquina es totalmente gratuito –evidentemente, excluyendo el pago del material-: si quieres conocer las mejores zonas de la isla para practicarlo, tan sólo tienes que pinchar sobre la guía de escalada de la página web de Miquel Riera.

Ficha de Miquel Riera

Nombre: Miquel Riera Picón
Nació en Mallorca el 2/7/1963
Estudios: Maestro en Educación Física.
Hobbies: Aparte de escalar no muchos…
aunque me encanta escribir sobre escalada ficción.
Deportes favoritos: En general, no me gustan otros deportes. Soy del Barça y me alegro cuando gana, aunque si no… tampoco me disgusto mucho.
Descríbete como persona: Creo que soy divertido, irónico… y, a veces, un poco arisco.


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viernes, 7 de marzo de 2008

Tema central Noviembre ( y VI )

En Pekín lucharemos por 55 medallas


Por Sergio Rodríguez y Borja Pérez


Tiro Olímpico

Grandes posibilidades, pero sin ser favoritos

Mario Núñez tuvo el honor de ser el primer deportista español en clasificarse para los Juegos de Pekín: lo logró al vencer en la modalidad de ‘Skeet’ de la Copa del Mundo de Belgrado -2005-, prueba en la que, además, batió el récord del mundo de la especialidad. Él es nuestra principal baza -pese a su irregularidad- en un deporte al que llevaremos la mayor representación de nuestra historia. Pero también Pilar Fernández, medalla de plata en Pistola Deportiva en la Copa del Mundo de Resende -Brasil-, Sonia Franquet, plata en Pistola Aire en el Campeonato de Europa de Aire Comprimido celebrado en Deauville (Francia) y Juan José Aramburu, medalla de plata en Skeet en el reciente Europeo de Granada, tienen sus opciones.


Triatlón

Javier Gómez Noya es el gran favorito

Apunten este nombre: Javier Gómez Noya. Es el actual bicampeón de la Copa del Mundo de la especialidad, número uno indiscutible del ranking mundial y máximo favorito a ganar la medalla de oro en Pekín. El problema es que en una prueba tan dura como ésta -1.500 metros nadando, 40 km en bicicleta y 10 km más corriendo- un día malo puede echarlo todo a perder –ya le ocurrió algo similar a Iván Raña, en aquellos momentos también el máximo favorito, en los Juegos de Atenas-.
Mención aparte merece Ana Burgos, que puede tener alguna opción de medalla gracias a su experiencia: estará casi con toda seguridad en Pekín en un deporte tan brutal como el triatlón… ¡con más de 40 años!

Javier Gómez Noya
Foto: Federación Española de Triatlón


Voleibol

Aspirantes a medalla contra todo pronóstico

Los recientes títulos en el Campeonato de Europa, (acabando invictos y ganando en la final a Rusia, una de las mejores selecciones del mundo, y en su propia casa) y en la Liga Europea nos convierten, de forma inesperada -nunca habíamos realizado ninguna actuación reseñable en Campeonatos de Europa o del Mundo-, en aspirantes a medalla. Será muy difícil debido al enorme nivel de varias selecciones sudamericanas, como Cuba o Brasil, y a que las superpotencias europeas, como la propia Rusia e Italia, tratarán de resarcirse de su fracaso en el Europeo -los transalpinos ni siquiera alcanzaron las semifinales-, pero el equipo ha demostrado que tiene calidad suficiente para dar la sorpresa. Ahora sólo queda esperar al último preolímpico para saber si finalmente los chicos jugarán en los Juegos de este año. El equipo femenino necesita casi un milagro para viajar a Pekín.


Voley Playa: Las perspectivas son favorables en categoría masculina (no así en la femenina, en la que nuestras dos mejores parejas se encuentran en el puesto 24 y 25 del ranking mundial): la pareja formada por Pablo Herrera y Raúl Mesa son actualmente la décima mejor pareja del mundo. Además, fueron campeones de Europa en 2005, Pablo Herrera es actual subcampeón olímpico –metal que ganó en compañía de Pablo Bosma- y, desde que el voley playa es deporte olímpico, los grandes favoritos nunca han tenido un buen papel en los Juegos, lo que podría beneficiar a la pareja española.


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