“Proclamo la apertura de los Primeros 
Juegos Olímpicos Internacionales de Atenas”. Con estas solemnes palabras el rey Jorge I de Grecia daba por inaugurados, el
 6 de abril de 1986 (duraron nueve días, hasta el día 15 de abril), los Primeros Juegos Olímpicos de la era moderna. Habían transcurrido 1.503 años desde que el emperador romano 
Teodosio I los prohibiera, y 15 años de intensos preparativos. Unos 241 atletas (según datos del 
Comité Olímpico Español, aunque otras fuentes elevan esta cifra hasta los 311), la mayoría griegos, representaron a 13 naciones en estos primeros Juegos. Los más de 70.000 espectadores que abarrotaban el estadio 
Panathinaiko, y otros 150.000 que observaban desde los montes cercanos, fueron los privilegiados testigos de la ceremonia de apertura.
Casi todos los participantes procedían de la aristocracia ya que en esta época practicar un deporte o, simplemente, desplazarse hasta 
Atenas, era algo al alcance casi exclusivamente de las élites económicas. Además, todos ellos eran amateurs en un tiempo en el que el deporte profesional era aún una quimera.
El programa de los primeros Juegos constaba de nueve deportes: 
atletismo, ciclismo, esgrima, gimnasia, halterofilia, natación, lucha, tenis y
 tiro. El 
remo también iba a formar parte de esta primera edición pero las pruebas se suspendieron debido al mal estado de la mar. 
Estados Unidos dominó de forma abrumadora las pruebas de atletismo, los franceses dominaron en ciclismo y esgrima y los alemanes en gimnasia, mientras que los húngaros lo hicieron en natación.
La gran mayoría de atletas, a excepción de los griegos para los que estos Juegos eran un auténtico orgullo nacional, no pertenecían a expediciones oficiales enviadas por sus países, sino que fueron los propios clubes deportivos nacionales quienes seleccionaron a sus competidor, incluso hubo atletas que se presentaron por su propia cuenta. Así, por ejemplo, 
Estados Unidos no hizo ningún esfuerzo por enviar representantes: fue la 
Asociación Atlética de Boston la que decidió que debía mandar a 
Atenas a sus mejores atletas para competir en los Juegos.
Muchas complicaciones
El primitivo estadio de 
Olimpia –situado en la mítica ciudad en la que surgieron los antiguos 
Juegos- ya no existía, por lo que antes de nada, 
Atenas debía proporcionar un escenario apropiado, incluyendo un estadio lo bastante grande como para acoger la celebración. Pero 
Grecia se encontraba arruinada a finales del siglo 
XIX, por lo que los Juegos estuvieron a punto de ser trasladados a 
Budapest por falta de fondos para organizarlos. Sin embargo, un hombre de negocios griego, 
George Averoff, aportó un millón de dracmas de la época para reconstruir el antiguo estadio de 
Atenas –el 
Panathinaiko-, construido en el año 330 a.C., y en el que se celebraban antiguamente los 
Panateneas, similares en importancia a los 
Juegos Olímpicos de la antigüedad. Gracias a este dinero, el gobierno griego logró completar el resto de las obras necesarias para la celebración de las Olimpiadas.
Barón Pierre de Coubertin (1863 - 1937)
Este noble francés fue el fundador tanto de los 
Juegos Olímpicos modernos, como del 
COI (fue su segundo presidente y quien más años ha permanecido en el ca

rgo, un total de 29 entre 1896 y 1925). Su sueño era reunir a deportistas de todo el mundo en una gran competición, bajo el signo de la unión y la hermandad, y sin ánimo de lucro. Lo importante es participar era su lema.
Para lograrlo, este enamorado del deporte (fundó la primera revista sobre el tema, la 
‘Revue Athletique’) recorrió el mundo tratando de convencer a gobiernos y organismos internacionales, en principio muy reacios a la idea, para recuperar los 
Juegos de la antigüedad. Finalmente, el 
24 de junio de 1894 logró su objetivo: ese día, durante la primera sesión oficial del 
COI (celebrada en 
París) se aprobaba, por unanimidad, celebrar en 
Atenas la 1º edición de los Juegos modernos. Por expreso deseo de 
Coubertin su corazón se encuentra enterrado en el 
Templo de Atenea, en las ruinas de la antigua 
Olimpia.
Premios
Una medalla de plata, una rama de olivo y un diploma era los premios que recibían los ganadores de cada evento. Al segundo clasificado se le entregaba una medalla de cobre, una rama de laurel y un diploma. En la presea estaba grabada la cara del dios 
Zeus sosteniendo en su mano la Tierra sobre la que se posa la victoria con alas. En la parte inferior se lee en griego la palabra '
Olimpia'. En el reverso se muestra la Acrópolis y el texto: Juegos Olímpicos Internacionales en 
Atenas 1896. El tercer clasificado simplemente recibía un diploma.
Curiosidades- El estadounidense 
James Conolly fue el primer campeón olímpico de la era moderna: lo consiguió tras ganar la prueba de triple salto el mismo día de la inauguración. Además, también fue segundo en salto de altura y tercero en salto de longitud. El viaje hasta 
Atenas lo realizó en un barco de carga y en tren.
- 
Spiridon Louis, un pastor griego de 25 años, se convirtió en el primer héroe de los 
Juegos Olímpicos al ganar la maratón –que constaba de 40 kilómetros en lugar de los 42 actuales-. Para los griegos era la competición más importante por su significado histórico (la prueba se inspiraba en la leyenda de 
Philippides, el cartero-corredor que llevó la noticia de la victoria de Grecia sobre los persas en la batalla de Maratón, en el año 490 a.C.; “Alegraos, vencimos”, anunció a sus compatriotas justo antes de morir de agotamiento). La maratón se disputó en la última jornada de competición, día en que los griegos no habían ganado aún ninguna prueba de atletismo, por lo que la victoria era ya una cuestión de orgullo nacional. Tras invertir 2h 58’ 50’’ en la victoria, más de 100.000 espectadores le recibieron en el estadio, dándole una ovación que duró siete minutos. Por si fuera poco, 
Averoff, el millonario arquitecto que había costeado la construcción del estadio, le ofreció la mano de su hija junto a un premio de un millón de dracmas. A raíz de esta proeza, el atletismo se convirtió en el deporte rey de los Juegos.
- El nadador húngaro 
Alfréd Hajós ganó los 100  y 1.200 metros libres. Para disputar esta última carrera, los participantes fueron transportados en barco hasta alta mar, teniendo que regresar solos hasta la orilla. Al terminar la prueba, 
Hajós afirmó que le impulsó más el deseo de sobrevivir que el de ganar la carrera.
- En esgrima se establecieron categorías amateur y maestros. Esta último fue el primer precedente de participación de profesionales en los 
Juegos Olímpicos. Durante mucho tiempo, la esgrima fue el único deporte olímpico que admitió deportistas profesionales.
- La carrera de ciclismo de fondo se disputó durante 12 horas bajo condiciones atmosféricas infernales, en medio de una terrible tempestad cayendo sobre 
Atenas. La victoria final fue para el austriaco 
Adolf Schmal quien, pese al fuerte viento y la 
intensísima lluvia, recorrió 314,997 kilómetros.
- En la prueba de 100 kilómetros de ciclismo en pista, diez corredores tomaron la salida, pero sólo dos lograron finalizar la prueba. Venció con absoluta superioridad el francés 
Flameng, que incluso se permitió el gesto de desmontar de su bicicleta mientras reparaban la rotura de la cadena de la del griego 
Kolletis, a quien había doblado reiteradamente en el transcurso de la prueba. Fue el primer gesto de ‘juego limpio’ durante la disputa de unas Olimpiadas.
- En la primera edición de los 
Juegos Olímpicos no participó ningún atleta español ni ninguna mujer –esto último por expreso deseo de 
Coubertin-, aunque se dice que éstas no faltaban nunca en las grandes fiestas que el barón ofrecía en su casa de 
Lausana –Suiza-.
- En su discurso de clausura, el rey 
Jorge I pidió que los Juegos Olímpicos se celebrasen a perpetuidad en 
Atenas y emplazó a 
Coubertin a  que aceptara la petición... o dimitiera de su puesto como presidente del 
COI. Días más tarde, 
Coubertin escribió a 
Jorge I para, además de agradecerle su apoyo en la finalizada primera edición, comunicarle que el 
Comité Olímpico Internacional había acordado celebrar los 
Juegos de 
1900 en 
París.
Países participantes
Oficialmente 13 países participaron en el evento (aunque es imposible saberlo con exactitud pues muchos deportistas se presentaron a título individual): fueron 
Alemania, Australia -aunque en esta época seguía perteneciendo al 
Reino Unido-, 
Austria (formaba parte del 
Imperio Austrohúngaro, pero los austriacos participaron de forma independiente), 
Dinamarca, 
Chile, 
Bulgaria, 
Estados Unidos, 
Francia, 
Grecia (incluyendo a 
Chipre y 
Esmirna, ciudad turca que pertenecía a los helenos), 
Hungría (que al igual que los austriacos participaron de forma independiente, e incluían en sus filas a los atletas procedentes de 
Croacia, 
Eslovaquia, 
Transilvania y 
Vojvodina, actual Serbia), 
Italia, 
Suecia y 
Suiza. 
Suecia, 
Bulgaria y 
Chile fueron los únicos países participantes que no lograron ninguna medalla.
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